En el tiempo de la lepra , la carne del cuerpo humano se descomponía y olía feo . A las personas enfermas con este mal le ponían campanas para que cuando caminaban sonaran y entonces la gente se apartara .
Todos los rechazaban menos Jesús , El no solo sanaba los enfermos, de la lepra y sus corazones del rechazo . El rechazo afecta todo en nosotros , la capacidad de comunicarnos, nuestras emociones y sentimientos , compasión y condenación llenándonos a aislarnos con rebeldía y desconfianza de todo y de todos.
La lepra de nuestra sociedad ya no es la que pudre las partes de nuestro cuerpo ni nos pone a oler feo.
Nuestras malas decisiones como : embarazos no deseados, la fornicación, el adulterio, el orgullo, altives ,la soberbia , nuestros malos pensamientos y accionar es entre otros lo que nos pudre por dentro el alma y nuestro corazón.
Jn 4:8 nos dice que Jesús nos ama por lo que somos, no por lo que hacemos , a cada uno nos da su amor para compartirlo con los demás.
El saña el sigue libertando de toda la lepra que cargamos , poner nuestra mirada en El no en lo que nos rodea nos limpia y hace nuevas personas sanas.
Quitémonos las campanas, que el rechazo no nos alcance más.
Confiar en El s lo que desea. Mto 8:1
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