lunes, 23 de junio de 2014

Es agradecimiento.

Al terminar el servicio en la iglesia, siempre queda un remanente, de fieles que aunque conscientes al apagarse las luces por el servidor a cargo, nos advierte en forma directa que nos debemos de ir a casa, que hay un órden y que genera un gasto económico el mantener las luces prendidas.
Pero no es más que un enorme agradecimiento, lo que brota en ese remanente, por lo recibido en la iglesia a través de la enseñanza, 

Abrazar, agradecer, sonreír son acciones que no se sienten en cualquier lugar, aunque eso sea lo que debería ser.

Es parte del proceso de sanidad, que trae la iglesia, aunque este sea cansado, para algunos, pero establecido por el órden. 

Ese es el sentimiento que nos invita de gracia a seguir viniendo a recibir. El que nos deja con ganas y permanecer.

Romanos 12:10
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

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